domingo, 7 de marzo de 2010

Del arsenal de objetos de mi mochila

Cuando Uciel dijo que se iba a Guadalajara yo pensé: ajap. Pero él temió lo peor...no lo dijo pero imagino el terror del que fue preso...
Siempre he cargado con toda un arsenal de cosas preventivas para las situaciones más insospechosas que podría tener la vida de un simple mortal. Desde que iba a la escuela, cargaba con toooodo en mi mochila. Y hasta la universidad, nadie había visto y creo que ni siquiera imaginado todas las cosas que podría tener en mi mochila, ah salvo mis amigos en una ocasión pero cuando llegaron al peine con cepillo y espejo y dijeron ¿Por qué siempre traes peine si nunca te peinas? Y me indigné, terminó la revisión. Tenía entonces una mochila roja, le decía "el caparazón" porque era una pequeña mochila roja que recordaba un caparazón obviamente. Pues un día, Uciel se dio cuenta de que pesaba mucho, yo estaba embarazada y no me permitían cargar NADA. Todos mis compañeros andaban cargando mis cosas siempre, y Uciel empezó cargar por todos lados el caparazón, así que un buen día me dijo que pesaba mucho para las cosas que necesitábamos en la escuela. Eran electrónicos, advierto. Y empezó a sacar las cosas que llevaba. ¿Para qué necesitas una cuchara? ¿Por qué traes tantos cosméticos si no te maquillas? ¿Cuándo usas tantas cosas? ¿Necesitas tanta crema?
Pero me sentía más segura, según yo.
Pues cuando salgo de viaje, suelo ser peor.
Y a Uciel le quiero colgar tanta cosita que sé con seguridad que ni siquiera imaginaría todo lo que lleva...pero no lo permite. Es listo y no se deja. Lleva lo básico: es hombre, me intento convencer a mí misma y sólo termino poniendo una bolsita con lo indispensable y convencida de que encontrará todo lo que me dijo en el hotel, y de que el shampoo que use no le dejará terrible el cabello.

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